Anécdota
Recuerdo cuando era chiquita y viajé junto a mis padres a una isla canadiense cerca de la ciudad de Vancouver, llamada Galiano Island. Fueron verdad: las plantas con aspecto de serpientes gigantes, el bosque frondoso que daba a aguas puras donde las ballenas orcas habitaban, el paseo en bote, los árboles ahuecados que me permitían introducirme dentro y crear un refugio (y un imaginario) al estilo "Pocahontas", la brisa suave pero gélida en nuestras narices, la señora que era artista plástica y que me regaló una postal hecha por ella misma con tres hadas dibujadas, que jugaban a las escondidas en el bosque. Magia, por cierto. La magia que ocurre en la vida de cualquier ser ordinario, si pone atención y mira a través de los ojos de un niño. Sólo un recuerdo que me devolvió cierta calidez a la mente. Esta obra no es de la señora que yo conocí aquélla tarde, pero es de una de sus coterráneas, y me pareció igualmente justo compartirla.
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