Crítica del libro "El Danubio", de Claudio Magris

Fluir junto al Danubio
El Danubio es un acto solemne de la naturaleza. Una gesta heroica en sí mismo. Nadie atraviesa como él tantos países sin pedir permisos y sin firmar tratado alguno. Con soberbia y en silencio, el río se desplaza con calma, acomodando su inmensidad a la geografía que le toca en suerte.
Por momentos, el exceso de información (especialmente para los desentendidos) parece cortar la fluidez que, como el río, debería correr ilimitadamente. Pero si faltaran la historia, la geografía, los personajes verídicos y hasta la filosofía que moran junto al Danubio, el viaje sería incompleto. Aunque Magris sabe muy bien a dónde va, la realidad lo abruma; toda la teoría incorporada en sus neuronas se esfuma con el horizonte, entre la fauna y la vegetación que fielmente acompañan al río en su camino. Y es allí donde aprece lo cotidiano, lo inmediatamente real. Las vísceras del Danubio.
No sólo es la descripción enriquecida de un viaje por el Danubio, sino el minucioso adentrarse en cada ciudad. Magris encuentra singular belleza en hechos sencillos.
Nada más alejado de una típica descripción de un viaje que este libro, porque cuenta de una forma sutil la historia del autor, fundida con la historia del río. En reiteradas ocasiones, Magris analiza temas paralelos y demuestra que siempre se encuentra un punto en común entre el ser humano y la naturaleza. Y que, como el río, en la vida se fluye sólo hacia delante y, por ende, hacia algo que no existe. Lo estructurado y académico pierde significado lentamente, y el autor se limita a decir lo que ve y lo que siente a flor de piel.